Si eres una Sanadora es probable
que recibas señales y claves del Universo que te ayudarán a descubrir tu
don.
No necesitas consultar con ningún medium o
vidente para que te confirme lo que eres. Con solo estar atenta a tu
alrededor podrás descubrirlo. Lo único que tienes que hacer es observar
tu propia vida. He aquí algunas claves que te guiarán en tu camino:
Sientes empatía extrema al punto de sentir las
emociones y experiencias a nivel físico, con sensaciones en el cuerpo de
opresión o hasta de dolor.
Muchos te dicen que se sienten reconfortados y
relajados cuando pasan tiempo contigo.
Las personas a tu alrededor raramente enferman.
Tienes problemas de ansiedad y a veces ataques
de pánico.
A veces tienes problemas de cambios de humor
repentinos y muy marcados.
Sueles pensar en cómo solucionar la vida de los
demás.
Tienes un fuerte deseo de ayudar a otros,
muchas veces a costa de tu propio beneficio o necesidades.
Trabajas en algo relacionado con la salud:
psicología, medicina, terapia ocupacional, acompañamiento terapéutico,
counseling, quiropraxia, o demás.
Tienes una historia de sanadores en tu familia.
Tus padres, hermanos, abuelos, bisabuelos, etc… están o han estado relacionados
con el arte de curar o con alguna profesión afín.
Con frecuencia experimentas un estado exaltado
de conciencia en lugares públicos (como “mariposas en el estómago” o dificultad
para respirar).
Entras en una habitación y percibes de
inmediato si allí ha habido alguna situación de pelea o desacuerdo antes de que
tú entraras.
Eres aquella persona que busca la gente para
consuelo en tiempos difíciles o resolución de problemas y tú siempre ayudas en
esos casos.
Sientes que los demás te depositan sus
problemas para que tú se los resuelvas. Con frecuencia llegas exhausta al final
del día, especialmente aquellos días en los cuales has interactuado mucho socialmente.
Sientes que tienes una afinidad especial con
los animales.
Los niños pequeños y los animales siempre se te
acercan, aunque sean tímidos con otras personas, a ti se te arriman.
Personas que no conoces te cuentan su vida
entera sin que hayas preguntado nada.
Los demás te piden que les rasques la espalda o
los hombros y eres buena para dar masajes.
Te gusta asegurarte de que los demás se sientan
cómodos cuando te visitan en tu casa.
Sueles sentir dolor de hombros y de cuello.
Tus amigos y compañeros de trabajo suelen
consultarte respecto de decisiones a tomar relacionadas con el amor o con sus
nuevos proyectos.
Prefieres hacer ejercicios físicos al aire
libre: caminar, correr, hacer yoga en contacto con la naturaleza ya que sientes
la necesidad de respirar el aire puro para relajarte y cargarte de fuerzas.
Te interesan los temas relacionados con la
espiritualidad y los métodos de sanación alternativos como el reiki, el
chamanismo, la cromoterapia y demás.
Muchas veces sientes pinchazos, picazón o ardor
en las palmas de tus manos.
Te sientes atraída por las piedras y cristales
de cuarzo por su belleza y su potencial sanador.
Con frecuencia experimentas dolores de cabeza o
problemas digestivos.
¿Con cuántos de éstos puntos te
has sentido identificada?
Si has contestado afirmativamente a más de la
mitad, eres una sanadora. Lo que hagas con tu talento natural queda en tus
manos. La elección de darle cauce o no depende de ti. Cierto es que tienes el
don y el mundo te necesita. Si decides darle la espalda eso tiene sus
consecuencias también. Todo talento no desarrollado genera detrimento. Bien
desarrollado abre tu camino hacia una ampliación mucho mayor de consciencia y
hacia tu autorrealización.
Fuente: Saber vivir mejor
Fuente: Saber vivir mejor
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