Por decirlo de alguna forma, son recursos de emergencia que La Divinidad ha reservado para este tiempo. Están basados en una matemática misteriosa que pertenece a otras dimensiones. Al recitar un Código, la energía del que lo está usando, se funde con la del Ser de Luz al que se está invocando, lo que trae como consecuencia la manifestación. Bajo esta circunstancia, la Divinidad “casi que está obligada” a conceder la petición si es para la salud de nuestra Alma obviamente.
El primer Ser de Luz que me reveló esta forma de plegaria, fue el Maestro Ascendido Merlín. Este me dio a conocer El Código Sagrado 147-62, que abre El Portal de un Planeta cercano a Sirio llamado Oasibeth. Este planeta no es visible al ojo de la tercera dimensión y es conocido como “El Planeta de la Misericordia”. Oasibeth es un campo aleatorio donde Dios es autónomo y se deleita haciendo lo que llamamos “milagros”.
Estos códigos aparecen en un momento difícil para la humanidad, donde se juega la suerte de muchas Almas. Existen tres caminos posibles: la tercera dimensión, la cuarta dimensión, y la Quinta dimensión. Cada Alma decidirá donde situarse.
Los Códigos abren puertas que han permanecido cerradas para muchos, y logran cosas que Las Almas no han podido conseguir por otros medios. De suerte que se constituyen en una “carta” favorable y esperanzadora para un momento desafiante.
Hay Códigos que actúan muy rápido, y otros toman más tiempo, tal vez porque remueven material oculto de un pasado próximo o remoto. Dios Padre Madre, ofrece Códigos prácticamente para toda situación y circunstancia. Quien vibre en esta frecuencia será atraído como un imán hacia este recurso. Quien no pertenece a esta vibración no entenderá lo que digo, porque los Códigos pertenecen al reino del corazón, a la Nueva energía. Una persona estancada en el antiguo paradigma con sus creencias limitantes y represivas, no está abierta a este regalo.
Los Códigos se repiten 45 veces cada vez, ayudándose si es posible con un collar para pasar las cuentas. La repetición se hará como nos lo dicte el corazón, y hasta que se produzcan resultados.
Los números son la sustancia primaria del Universo y uno de los lenguajes preferidos de los Ángeles.
José Gabriel Uribe (Agesta).
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