domingo, 24 de julio de 2016

La escala de Turín y el asteroide Apophis

Del mismo modo que utilizamos una escala para medir la intensidad de los terremotos, los astrónomos también tienen la suya propia para estimar cuál es el riesgo de impacto de un asteroide sobre la superficie del planeta. Lo interesante de la escala de Turín es que es especialmente útil para el público, pero… ¿cómo funciona?Cuando medimos el peligro potencial de un asteroide cercano, es necesario tener en cuenta muchos factores, incluyendo la probabilidad de impacto (algo complicado porque las estimaciones cambian constantemente) el tamaño del asteroide (que nos ayuda a determinar el alcance del daño), y la fecha aproximada de colisión.La escala de amenaza de impacto de Turín


En la escala de Turín, cada asteroide recibe un número de cero a diez, donde el cero indica una posibilidad ridículamente pequeña de que colisione con la Tierra (o se consuma en la atmósfera al entrar) y un diez representa un impacto inevitable con un gran asteroide, presentando una amenaza importante para nuestra supervivencia. Cuando los científicos de la NASA asignan a un asteroide un número, no sólo se fijan en la probabilidad, también la energía que se liberaría en la explosión (expresada en megatones) y sólo para amenazas que estén a menos de 100 años del impacto. 

Los diez niveles de la escala son los siguientes (y como podrás ver, la escala no implica un aumento de peligro lineal): 


Sin peligro

Nivel 0: 
La probabilidad de una colisión es cero, o tan baja que es, a todos los efectos, cero. Se aplica a pequeños objetos, tales como meteoros y bólidos que arden en la atmósfera, así como los meteoritos que ocasionalmente llegan a superficie sin causar ningún daño.


 Normal

Nivel 1: Un descubrimiento rutinario en el que se predice un paso cercano a la Tierra que no representa ningún nivel de peligro inusual. Los cálculos actuales muestran que la posibilidad de colisión es extremadamente baja y no debe ser causa de atención o preocupación pública. Es muy probable que las nuevas observaciones telescópicas causen que se reasigne al nivel 0. Necesita atención por parte de los astrónomos

Nivel 2: Un descubrimiento, que puede convertirse en rutinario con más búsquedas, de un objeto que tenga un acercamiento cercano (pero no poco común) cerca de la Tierra. Aunque puede merecer la atención de los astrónomos, no hay ningún motivo de atención o preocupación pública porque es muy poco probable que se produzca una colisión. Es muy probable que las nuevas observaciones telescópicas causen que se reasigne al nivel 0.

Nivel 3: Un encuentro cercano, que merece la atención de los astrónomos. Los cálculos actuales le dan una probabilidad del 1%, o superior, de poder colisionar y causar destrucción localizada. Muy probablemente, las nuevas observaciones telescópicas provocarán que se reasigne a nivel 0. Merece atención del público y representantes públicos si el encuentro tendrá lugar en menos de una década.
Nivel 4: Un encuentro cercano, que merece la atención de los astrónomos. Los cálculos actuales le dan una probabilidad del 1%, o superior, de poder colisionar y causar destrucción regional. Muy probablemente, las nuevas observaciones telescópicas provocarán que se reasigne a nivel 0. Merece atención del público y representantes públicos si el encuentro tendrá lugar en menos de una década.

 Amenazante

Nivel 5: Un encuentro cercano que representa una amenaza seria, pero imprecisa, de devastación regional. Es necesaria la atención crítica de los astrónomos para determinar si la colisión ocurrirá o no. Si el encuentro tendrá lugar en menos de una década, puede ser necesario que el gobierno trabaje en un plan de contingencia.

Nivel 6: Un encuentro cercano con un objeto grande que representa una amenaza seria, pero imprecisa, de catástrofe global. Es necesaria la atención crítica de los astrónomos para determinar si la colisión ocurrirá o no. Si el encuentro tendrá lugar en menos de tres décadas, puede ser necesario que el gobierno trabaje en un plan de contingencia.

Nivel 7: Un encuentro muy cercano con un gran objeto, que si ocurre en este siglo, presenta una amenaza seria, pero imprecisa, de catástrofe global. Para una amenaza en este siglo, puede ser necesario un plan de contingencia internacional, especialmente para determinar de manera urgente, y concluyente, si la colisión tendrá lugar o no. Colisión


Segura

Nivel 8: La colisión es segura, capaz de causar destrucción localizada, si es un impacto sobre la superficie terrestre, o un tsunami si el impacto es en las costas cercanas. Tales eventos ocurren, de media, entre una vez cada 50 años y una vez cada 1.000 años.  

Nivel 9: La colisión es segura, capaz de causar devastación regional sin precedentes, si se trata de un impacto contra la superficie terrestre, o un gran tsunami si es un impacto en el océano. Tales eventos ocurren, de media, entre una vez cada 10.000 años y una vez cada 100.000 años.

Nivel 10:
 La colisión es segura, capaz de causar una catástrofe climática global que puede poner en peligro el futuro de la civilización tal como lo conocemos, tanto si impacta en la superficie terrestre como en el océano. Estos eventos ocurren, de media, entre una vez cada 100.000 años o más.


Hasta que no se llega al nivel 3 no se avisa a otros astrónomos de que pueda existir un peligro potencial. Cuando llegamos al nivel 5, la categoría pasa de ser “necesita atencion” a “amenazante”. Un objeto de nivel 5 podría causar daño regional, mientras el 6 y el 7 pueden causar daño global. En este punto, la NASA podría avisar a los gobiernos de que es necesario un plan de contingencia, dependiendo de cuándo pueda suceder el impacto.A partir del nivel ocho es cuando las cosas se ponen serias. Si estamos en nivel 8 hablamos de un evento que suele suceder cada 50 años, y muy probablemente a nivel local, mientras que en nivel 9 hablamos de un evento que sucede una vez entre 10.000 y 100.000 años que causaría devastación a niveles regionales. El nivel 10 es el premio gordo, el tipo de impacto que sucede, como mínimo, una vez cada 100.000 años. Una colisión que podría terminar con la vida en el planeta tal y como la conocemos.
Hasta el momento, no hay ningún objeto que haya pasado del nivel 4 (el asteroide Apofis).






La escala técnica de Palermo

La escala de Palermo observa todos los objetos cercanos a la Tierra y les da una prioridad en función del grado en el que los astrónomos consideran que merecen nuestra atención (es decir, la frecuencia de observación y análisis). En esta escala, los cometas y asteroides que no presentan ningún riesgo reciben un valor negativo, mientras que los más peligrosos reciben un valor por encima de cero.
La escala de Turín está pensada principalmente para nosotros (el público y los medios) para ayudarnos a entender de manera rápida y sencilla qué está sucediendo. Los especialistas usan la escala técnica de Palermo para poder medir las amenazas en mayor grado de detalle.




 El caso del asteroide Apofis


Seguramente en el futuro nos encontraremos con más noticias y avisos sobre posibles impactos de asteroides, pero por ahora, podemos tener la certeza de que, al menos durante los próximos cien años, no tenemos constancia de que ningún asteroide lo suficientemente grande como para provocar daños pueda chocar contra nuestro planeta.

  Por ahora sólo ha habido un asteroide que haya tenido una clasificación superior a 1 en la escala de Turín. Es el caso del asteroide Apofis, que llegó a alcanzar el nivel 4 en la escala de Turín, y que fue motivo de preocupación pública allá por 2004, cuando las mediciones del momento daban una probabilidad del 2,7% de que chocase contra nuestro planeta.

Con el paso del tiempo, y con el perfeccionamiento de nuestro conocimiento sobre el asteroide (del que al principio ni siquiera conocíamos su diámetro exacto) se descartó un posible impacto en 2029 (cuando pasará a unos 31.000 kilómetros de distancia, es decir, más cerca que los satélites geosíncronos), así como en 2036, ya que se pensaba que, como consecuencia de la fuerza de la gravedad y el cambio en la trayectoria del asteroide en el paso anterior, podía chocar contra nuestro planeta. Sin embargo, a día de hoy sabemos que ese segundo encuentro será a unos 40 millones de kilómetros de distancia.

 Sí tenemos constancia (e informes) de muchas entradas de meteoritos en la atmósfera terrestre que se han dejado sentir con consecuencias bastante más severas y espectaculares que una simple estrella fugaz. Sin ir más lejos, hace dos años entró uno en Cheliábinsk (en Rusia), y hace algo más de un siglo, otro meteorito fue responsable del evento de Tunguska.




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